Tiene 13 años y quedó embarazada tras una violación. A pesar de la ley, en un hospital demoraron en poner en práctica el protocolo de interrupción legal del embarazo.

Como si fuera poco, se fabuló en medios y redes sociales sobre la sobrevida del feto.

 

Un caso de abuso sexual y mediático

“Gracias Pedro, volví a vivir”. El mensaje de whastapp lo escribió una nena de 13 años. Había pasado por un trance terrible, impropio de su corta edad: tras una violación, quedó embarazada y tuvo que transitar un complicado periplo hasta lograr que un hospital público de Concordia aplicara el protocolo de interrupción legal del embarazo que establece la Corte Suprema de Justicia para estos casos. Pero no sólo fue ése su penar: por medios y redes sociales se propaló la falsa noticia de que el feto había tenido una sobrevida de 10 horas.

Pedro de la Madrid es el abogado quien representó a la familia durante las innecesarias gestiones para que se cumpla con un artículo del Código Penal que data de 1921.

DEPRESIÓN. “La nena es muy chiquita. Les ocultó a los papás el tema del embarazo y del abuso, por parte de otro chico. La nena estaba en un cuadro depresivo, no se levantaba de la cama y no quería comer”, contó a EL DIARIO el abogado.

Entonces, la chica les relató a sus padres la verdad de lo que pasaba. Que había sido violada y que estaba embarazada.

“La llevan al Hospital Masvernat y se confirma el embarazo. Ahí se activó el protocolo. El mismo hospital comunica al Copnaf y a la Defensoría Pública que hace la denuncia por abuso”, señaló.

Pero lo que debió ser una intervención inmediata derivó en dilaciones incomprensibles, en citas para el otro día y pedidos para que regresen al siguiente.

“En la primera consulta, la nena estaba de 19 semanas de gestación. Y la tuvieron a las vueltas dos semanas más”, aseguró De la Madrid.

Desesperados ante la tardanza y por el embarazo que continuaba su curso, los padres decidieron consultar al letrado: “Me dicen que la nena está mal, que está depresiva porque no quiere seguir adelante con el embarazo y en el hospital le están dando vueltas”.

De la Madrid solicitó algunos certificados y pidió hablar con la nena: “Me impactó porque es muy flaquita y chiquita, y llorando me dijo que no quería seguir adelante con el embarazo porque había sido abusada. Lo que más me impresionó es que en un momento me dijo que no quería ir más al hospital porque la habían tratado como una puta”.

JUSTICIA. A pesar de que en el Protocolo se establece claramente que no es necesario ningún trámite judicial para solicitar la interrupción del embarazo en caso de violación (ver recuadro), De la Madrid ante tanta demora opta por judicializar el tema y dar participación a la jueza de Familia.

“Cuando hacemos la presentación en Tribunales, la jueza notifica al hospital que el protocolo debía implementarse de forma urgente”, subrayó.

Entonces sí, el nosocomio interna a la nena y al día siguiente se le practica el aborto.

“Le dan medicamentos que genera el parto y la nena lo tiene en el inodoro del baño. La llama a la mamá. Va la enfermera y la médica e inmediatamente toman el feto y lo ponen en un frasco con formol y se lo dan a un policía delegado de la fiscalía que se lo lleva inmediatamente. Todo el procedimiento habrá llevado 10 minutos. Ese policía declaró en la causa y dijo que le entregaron en forma inmediata el frasco con formol. Todo eso está en el expediente, además de la declaración de la médica”, confirmó. De esa manera se desmiente la versión de la agonía de horas en una chata.

ENDURECIDA. “El día después del aborto, la nena me mandó un mensaje en el que me decía: ‘Gracias Pedro, porque volví a vivir’”, contó.

Pero esa nena probablemente ya no será la misma: “Hay como un endurecimiento, como que se endureció. Cuando hablé personalmente la primera vez, lloraba todo el tiempo. Ahora hablé por teléfono y la percibí muy dura. Eso es una consecuencia de un shock traumático, no sólo por el aborto sino por haberse enterado de todo lo que dicen”, concluyó el abogado.

 

Denuncia contra el obispo

No sólo los medios y las redes sociales se hicieron eco de la falsa noticia de la sobrevida del feto tras el aborto. También se plegó a esa corriente el obispo de Concordia, monseñor Luis Collazuol.  En un comunicado, Collazuol manifestó su “profundo dolor” por el hecho y afirmó que “el bebé nació con vida y estuvo debatiéndose durante varias horas por seguir viviendo hasta que finalmente su corazoncito dejó de latir”.

“Vamos a hacer una acción judicial contra el obispado de Concordia. A mí me dolió esa publicación del obispo porque soy católico. Nunca vi una cosa así”, adelantó De la Madrid.

 

 El protocolo

El Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo está en vigencia desde el año 2015. La provincia adhirió al mismo en 2017.

EL DIARIO consultó a Lucy Grimalt, titular del Programa de Salud Sexual y Reproductiva, sobre el contenido de ese protocolo.

—El director del hospital, ¿tiene que realizar algún trámite ante la Justicia?

—Quedó muy claro en el fallo de la Corte que dice que la relación siempre es entre la mujer que viene a requerir la práctica y el médico que la va a realizar. No interviene nadie más. Si estamos frente al causal salud, con el consentimiento de la mujer es suficiente. Si estamos frente al causal violación se necesita el consentimiento de la mujer y una declaración jurada. No se requiere una denuncia penal.

—En el caso de menores, ¿se requiere el consentimiento de los padres?

—No. Con las nuevas disposiciones del Código Civil y Comercial se establece claramente en el artículo 26 el concepto de autonomía progresiva. Las adolescentes de entre 13 y 16 años pueden, en general, dar su consentimiento salvo que implique un riesgo grave para la salud. En esos casos se deberá tener el consentimiento de los progenitores. Una interrupción legal no constituye una práctica riesgosa si se hace dentro del contexto sanitario de un hospital o un efector de salud. Sí es riesgosa si se hace en la clandestinidad.

—¿Cuál es límite de tiempo de gestación para realizar una interrupción legal?

—Al límite lo pone la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando dispone que un aborto está contemplado hasta las 22 semanas o 500 gramos del feto. Eso tiene que ver con la viabilidad o no de la vida y eso también hay que ir analizando caso por caso. Hay casos en que uno se encuentra con que no se puede realizar la interrupción y se debe ofrecer la contención psicológica necesaria. Nuestra gran responsabilidad es que esa mujer no salga y vaya a un aborto clandestino y caiga en manos inescrupulosas que puedan poner en riesgo su vida. Nuestros equipos tienen que trabajar conteniendo a la mujer y darle opciones y acompañamiento. Se trabaja con el tema de la posibilidad de dar en adopción, con el apoyo de los familiares, articular con otras instituciones, proteger a esa mujer para que no lo intente en forma clandestina.

—¿Cómo se instrumenta la objeción de conciencia de los profesionales?

—Tiene que hacerlo previamente con una nota al director del hospital. La objeción de conciencia tiene que ver con negarse a hacer la práctica, no con la información. El objetor de conciencia le tiene que brindar toda la información necesaria y a derivar a la mujer con un profesional que lo practique.

El Diario

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