Con 16 casos en 2017, se ubica detrás del departamento de Paraná, donde se registraron 75 durante el mismo período. Desde el Ministerio de Salud de la provincia advirtieron: “El problema es que el monóxido de carbono no tiene olor, ni color, no es irritante y es difícil de detectar”.

El fallecimiento de la esposa y el hijo del senador nacional por Formosa Luis Naidenoff, que se produjo producto de un calefón a gas que funcionaba mal y combustionaba monóxido de carbono cada  vez que se accionaba, puso de relieve una realidad muchas veces ignorada o subestimada: el monóxido de carbono no distingue estatus social y es igual de peligroso para todos.

Cada invierno, los gobiernos tratan de comunicar el peligro que significa calefaccionar un ambiente con el horno o las hornallas de la cocina, así como hacerlo con braseros y dejarlos dentro del hogar. Pero también, como evidenció el caso Naidenoff, una falla en el aparato puede ser letal.

ElDía dialogó con la doctora Analía Corujo, de Epidemiología del Ministerio de Salud de Entre Ríos, quien explicó que “las intoxicaciones con monóxido de carbono son de denuncia obligatoria” para todos los nodos epidemiológicos de la provincia –en Gualeguaychú, el Hospital Centenario–.

La profesional informó que de los 98 casos de intoxicación por inhalación de monóxido de carbono –se incluyen los accidentes domésticos, como así también los incendios–, 75 se registraron en el departamento Paraná y, en el segundo lugar, por sobre Concordia y Concepción del Uruguay, se ubicó Gualeguaychú, con 16 pacientes registrados por este tipo de afección.

 

Precaución, lo primero

“Si se van a utilizar aparatos para calefaccionar la casa que sean con combustible, como gas, querosén o laña, se debe tener mucho cuidado con la ventilación, siempre debe quedar algo abierto para que circule oxígeno. Ya que el monóxido de carbono se forma por combustión incompleta de este tipo de combustibles”, explicó la doctora Corujo.

“El problema es que el monóxido de carbono no tiene olor, ni color, no es irritante, entonces uno no lo puede detectar, no hay manera de percibirlo, es un asesino silencioso. Y, además, puede provocar síntomas que son muy parecidos a muchas enfermedades, inclusive a las que son de la época. La persona se empieza a sentir como engripada, por ejemplo, o con vómitos, como si se tratase de una intoxicación alimentaria, y en realidad son los síntomas de una intoxicación por monóxido de carbono”, explicó la profesional, quien instó a llamar a un gasista matriculado, cada año, para que revise que todos los aparaos de la casa estén en condiciones. (El Día)

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