Un sacerdote casi quedó preso por falso testimonio e intentar ayudar al cura procesado, otro tuvo llamativos olvidos y no quiso ni siquiera ayudar a su hermano, víctima. Tovar y Bonnin brindaron datos y pruebas importantes.

La tercer jornada del juicio a Justo Ilarraz que se inició en la mañana y se prolongó hasta la tarde de este lunes, tuvo varias novedades con la declaración de un par de curas que intentaron ayudar con sus olvidos al procesado por los abusos y corrupción de menores en el Seminario de Paraná, y otros que sí fueron contestes a la hora de brindar datos de importancia. En la audiencia, no pasó desapercibido el pedido de detención hacia un sacerdote por el posible delito de falso testimonio.

UNO informó más temprano lo sucedido con el cura Leandro Bonnín. El sacerdote que en la actualidad se encuentra cumpliendo tareas en la provincia del Chaco, confirmó al Tribunal que él redactó una carta en la cual un grupo de fieles y curas, manifestaron su preocupación por los abusos en el Seminario.

También fue importante para las partes, que Bonnín confirmara que el propio monseñor Juan Alberto Puiggari, reunió a la gran mayoría de los sacerdotes en Mariápolis (centro de actividades religiosas ubicado en el Acceso Norte de Paraná), con el fin de admitir que Ilarraz había perpetrado los abusos.

Tal vez de modo entendible, Bonnín al salir y hablar con UNO y el resto de los medios prefirió no ser tan detallista y explicar que dijo su verdad, pero que prefería que sus dichos fueran evaluados por las partes.

Sin embargo, los querellantes Marcos Rodríguez Allende y Walter Rolandelli informaron que la declaración del testigo fue importante. «Nos dio detalles y explicaciones que confirmaron nuestras expectativas sobre sus dichos iniciales en la causa, que ahora ratificó. De esta manera habló de la carta redactada por los sacerdotes preocupados por los abusos de Ilarraz, como también la postura del obispo en una reunión con el resto de los curas».

 

El cura de Patronato

Sí llamó la atención la rápida salida del edificio de Tribunales, del sacerdote Diego Rausch, párroco de Santa Teresita. El hombre declaró -según los querellantes- con muchos olvidos y de alguna manera no aportó casi datos de interés para la causa judicial.

Hay que recordar que Rausch, es hermano de Hernán, una de las víctimas de Ilarraz que denunció al cura allá por el año 2012.

Para los querellantes, el cura Rausch trató de beneficiar y ayudar a Ilarraz. Es más, dijeron a boca de jarro: «Parecía más el defensor de Ilarraz, que el hermano de una de las víctimas».

Rausch cura, es muy conocido porque es fanático de Patronato además de oficiar misas en Santa Teresita y estar pendiente de todo lo ligado al «equipo Santo» de Paraná.

Contundentes

En tanto, a las 16, terminó su extensa declaración el cura Leonardo Tovar que, al momento de las denuncias, se encontraba al frente de la parroquia de San Benito, y que producto de reclamar justicia, solicitó su traslado a la ciudad de Quilmes, en Buenos Aires.

Según se informó a UNO, el cura se mantuvo en sus dichos brindando al tribunal una importante cantidad de datos que escuchó, le dijeron y, sobre todo, confirmaron las sospechas sobre Ilarraz.

Tovar, además dejó en claro las presiones que recibió de las autoridades de la Iglesia de Paraná, en tanto que consideró que hubo responsabilidades a la hora de esconder y ocultar la situación de Ilarraz.

El último que declaró en esta jornada fue José Dumoulín, quién ingresó cerca de las 17 al recinto y, tal como él adelantó, confirmó y reiteró las acusaciones contra Ilarraz.

 

Casi preso

Cerca del mediodía hubo un gran alboroto en el juicio. Hubo un cuarto intermedio en el que los jueces Alicia Vivian, Gustavo Pimentel y Carolina Castagno evaluaron el pedido de detención formulado por los fiscales Alvaro Piérola y Juan Ramírez Montrull, como de las querellas, contra el cura David Hergenreder, quién en la actualidad se encuentra al frente de la capilla de Colonia Avellaneda.

Según contó a UNO el querellante Marcos Rodríguez Allende se consideró necesario avanzar en el pedido de detención frente «a las importantes contradicciones y olvidos que tuvo este cura». «Entendimos que podría haberse incurrido en el delito de falso testimonio», añadió el abogado.

El Tribunal evaluó el tenor de la declaración y si bien entendió hubo algunos puntos de interés, se decidió no disponer la inmediata detención del cura. Sin embargo, se dejó abierta la posibilidad de exigir alguna medida a la hora de los alegatos.

El juicio continuará este martes con la declaración de más sacerdotes y una víctima que no pudo declarar la semana pasada. (UNO)

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