Trabajaba en un camión de una empresa dedicada al transporte de huevos. Fue encontrado agonizante dentro del vehículo de carga. Su cuerpo tenía cinco impactos de bala: tres en el tórax y otros dos en el hombro y en un a mano.

Un camionero de 48 años, oriundo de Crespo, murió en las últimas luego de ser acribillado a balazos durante la noche del jueves en barrio Villa Unión de la Capital cordobesa.

Se trata de Martín Neyra, quien cerca de las 21.55 fue hallado con serias heridas en la intersección de avenida Fuerza Aérea y Revolución Libertadora de barrio Villa Unión dentro de un camión de la empresa Flet-Car, dedicada al transporte de huevos.

La víctima presentaba, en total, cinco heridas de bala: tres en el pecho, una en su hombro derecho y otra en la muñeca derecha.

En el camión, se encontraron 150.000 pesos en efectivo y cheques por el valor de otros 12.000 pesos.

Huérfano de chico y padre de dos niños: La historia del camionero acribillado

Martín Neyra era un hombre jovial, animador de reuniones familiares. Un luchador de la vida que fue huérfano de madre siendo muy pequeño. Forjó su porvenir a fuerza trabajo. Al crespense lo mataron a balazos en Córdoba.

Un hombre que habitualmente transportaba huevos desde Crespo hacia la ciudad de Córdoba fue asesinado anoche a balazos en aquella ciudad. Los delincuentes se llevaron su celular y no el dinero que tenía consigo, unos 150.000 pesos más cheques.

Se trata de Martín Neyra (48 años), quien fue operado de urgencia en el hospital Misericordia, de la capital cordobesa, pero su vida se apagó a la madrugada, luego de ser intervenido quirúrgicamente por los impactos de balas recibidos en el tótax, en un hombro y en una muñeca.

Martín Neyra era un hombre jovial, animador de reuniones familiares con su humor sano y su don para la música, un luchador de la vida que fue huérfano de madre siendo muy pequeño, y más tarde, a partir de su adolescencia, forjó su porvenir a fuerza de fe y trabajo, rememora Paralelo 32.

Se desempeñó en variados trabajos y el último fue en la empresa de servicios Alejandro Lindt, de donde se retiró hace algunos años para asumir el riesgo de un trabajo independiente, con poca inversión y un esfuerzo laboral que no reconocía horarios ni adversidades.

Estaba casado con Silvana Pérez, con quien son padres de dos niñas, una que empieza a caminar y otra que ingresó al jardín. Siendo un creyente cristiano de profundas convicciones y compromiso, quería terminar este reparto para celebrar con su familia el dolor de Cristo en la cruz y la gloria de su resurrección. Sin embargo, los balazos lo dejaron en el camino.

Fuente: Paralelo 32 / El Once

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