Campos pegados a una urbanización y una escuela rural son fumigados dos veces por semana. Los vecinos afirman que se encuentran pájaros y perros muertos todos los días. Y que desde que comenzaron a protestar reciben amenazas casi todos los días.

La fumigación sistemática con agrotóxicos sigue afectando a las poblaciones rurales en Entre Ríos. En la ciudad de San José, una vecina denunció a mediados de diciembre la aplicación de agroquímicos en un campo que se encuentra arrendado por un productor arrocero.

En la presentación realizada ante autoridades policiales (División Abigeato) se planteó que la aspersión con productos químicos sucedió sin respetar la normativa vigente, ni tampoco la cercanía del barrio Perucho Vernet y de la escuela primaria NINA Nº 54 Carlos Souriges, donde en época estival funciona el comedor escolar. A raíz de esta situación, intervino la Municipalidad de San José, mediante una denuncia ante la Fiscalía de Colón, a cargo de Sebastián Blanc.

Por la gravedad de la problemática y la falta de respuestas los vecinos se nuclearon desde hace un tiempo en la asamblea No a los Agrotóxicos del barrio Perucho Vernet, un espacio donde se debaten posibles acciones para frenar el avance de las fumigaciones.

“Este inconveniente se viene dando hace muchos años y en forma periódica: nos fumigan con mosquito hasta dos veces por semana. En otras oportunidades nos fumigaron vía aérea por lo que el viento llevó el agrotóxico a la escuela: hubo alumnos enfermos, y también la directora. Ese fue el gran detonante para que los vecinos se organizaran”, aseveraron desde el colectivo ambiental.

Según denunciaron los asambleístas, esta práctica comenzó a hacerse visible hace más de una década, sumado a otras irregularidades tales como la construcción de un terraplén ilegal y la posterior implementación de canales clandestino de riego desviando el agua del arroyo Perucho Vernet, que en su recorrido transporta agrotóxicos que desembocan en el río Uruguay.

Entre las medidas preventivas adoptadas en el último tiempo, la Asamblea compró una sirena para que los vecinos puedan estar advertidos cuando se produce una fumigación, que por lo general se realiza cualquier día de la semana y a cualquier hora. “Cada vez que estén fumigando vamos a tocar la sirena para que de esta manera los vecinos tengan tiempo de cerrar las puertas y ventanas: se ha encontrado en la zona de fumigación perros y pájaros muertos”, explicaron.

Al parecer la postura de los vecinos agrupados en la asamblea recibió como respuesta amenazas. “Como si esto fuera poco, las vecinas que hacemos la custodia ante posibles fumigaciones somos víctimas de amenazas por un vehículo que circula por la ruta 14″, explicaron con preocupación. Las primeras consecuencias para la salud de la población fueron inmediatas, con síntomas de mareo, irritación de garganta y ojos.

Nuevamente organizaciones sociales, gremiales y políticas, expresaron ayer su rechazo al proyecto de ley –con media sanción– que regula el uso de agrotóxicos en la provincia y que deberá ser tratado próximamente en la Cámara de Diputados. (El Día)

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