Silvia Valiente aceptó contar cómo fueron los tres años que estuvo casada con el padre de la acusada de matar a Pastorizzo. Para ella siempre fue un padre ausente. «El que niega a un hijo miente en todo, y Marcelo negó a dos», afirmó.

Antes de aparecer en televisión por el asesinato de Fernando Pastorizzo y de que su hija sea la principal sospechosa de haber cometido el homicidio que conmueve no sólo al Gualeguaychú, sino a todo el país, y mucho antes también de sus problemas con la justicia que marcaron su carrera policial, el padre de Nahir tuvo otra vida, y también otra familia.

El diario ElDía pudo hablar con Silvia Valiente, la primera mujer de Marcelo Galarza, la madre de su hijo mayor, al que jamás nombró en televisión, señala el periódico de Gualeguaychú.

«Me casé a los 20 años con él, muy enamorada, como todo el mundo que decide casarse supongo», rememora Silvia sobre ese 22 de diciembre de 1989, el día que dijo «Si, quiero» con la ilusión viva de permanecer al lado de Galarza hasta que la muerte los separe.

Recién casados, Silvia y Marcelo se fueron a vivir a Estados Unidos, más específicamente al barrio de Queens, en una caótica Nueva York que aún no había tenido el lavado de cara que el gobernador Rudolph Giuliani comenzó a hacerle años más tarde. Se fueron a trabajar a una fábrica de letreros propiedad de un tío de ella, que los invitó a «hacerse la América» y hasta les pagó los pasajes.

Pero el «estilo de vida americano» del matrimonio Galarza/Valiente duró sólo dos años: en 1992 estaban de vuelta en Gualeguaychú, y ya no eran dos: Silvia estaba embarazada de Román, el único hijo que tuvo la pareja y con el cual Galarza jamás convivió.

«Él me dejó cuando yo estaba embarazada. Me dejó sola. Se fue con otra mujer que también quedó embarazada al poco tiempo y que también la dejó cuando esperaba al bebé. A Román, mi hijo, le dio el apellido; al otro chiquito, ni siquiera eso», sostuvo Valiente.

Galarza dejó a su primera familia a tan sólo un mes de haberse reintegrado a la fuerza policial de la provincia de Entre Ríos. Nunca vivió con el hijo que tuvo con Silvia, que hoy tiene 24 años y estudia, al igual que Nahir, abogacía. Tampoco convivió con el hijo extramatrimonial, que hoy tiene poco menos de 24 años y que también vive en Gualeguaychú pero que jamás tuvo relación con Marcelo.

Desde el momento que puso un pie en la calle para jamás volver, la relación entre ambos pasó pura y estrictamente por lo judicial, sobre todo en los innumerables reclamos por la cuota alimenticia.

«Siempre me costó que cumpliera con sus obligaciones paternales: si van al juzgado y buscan el expediente, verán que no miento. Si estudia, debe hacerse cargo de la cuota de Román hasta los 25 años, pero hace ya un tiempo se la cortó. Sus argumentos fueron que yo ya tenía otra vida, que me había vuelto a casar y que sea mi actual marido el que se haga cargo de todo», relató con un dejo de bronca y resignación antes de agregar: «Dice que no tiene plata para su hijo mayor pero si tiene plata para contratar a un manager para que defienda a su otra hija», reprochó en referencia a Jorge Zonzini, el polémico defensor mediático de la acusada de haber asesinado a Fernando Pastorizzo el pasado 29 de diciembre.

El 2 de enero pasado, Marcelo Galarza se paró frente a los Tribunales de Gualeguaychú y enfrentó por primera vez a la prensa. Juró defender a capa y espada a Nahir, comenzó a deslizar la versión de violencia de género entre la víctima y su hija; y acongojado manifestó que la joven acusada del crimen «no es un monstruo».

Ese día, Silvia y Román vieron todo por televisión desde la comodidad de su casa, pero al chico una frase le atravesó el corazón: «Tengo dos hijos», afirmó Galarza ese día en vivo y en directo para todo el país. Dos hijos: Nahir y el hermano de Nahir, de 16 años.

«¿Dos hijos, mamá? Es mentira», le dijo ese día Román a su madre, con la cara desencajada por la tristeza. Ambos sabían que Galarza estaba mintiendo cuando dijo «dos hijos», sin hacer referencia a Román y al otro extramatrimonial que supuestamente ni siquiera tiene el apellido Galarza.

«El que niega a un hijo miente con cualquier cosa, y Galarza negó a dos. Parece que se olvidó completamente de su pasado. Que nunca existimos», masculló con bronca Silvia. «Jamás le hablé mal del padre, pero ver lo que dijo en televisión alcanza y sobra para que Román sepa la clase de persona que es», agregó.

«Me sorprendió mucho todo lo que sucedió, pero también me da mucha pena la otra familia, y sobre todo que estén intentando ensuciar la imagen de Fernando, que pobrecito ya no se puede defender. Galarza pide respeto por su hija, pero él no respeta a nadie», describió Valiente a ElDía.

«No es cierto ese perfil familiero y de buen padre que dice tener. No es un tipo recto, íntegro o un ejemplo de familia. Por lo menos esa imagen no se condice con las actitudes y comportamientos que tuvo conmigo y con mi hijo», recalcó antes de concluir: «Creo que si mintió así con todo eso, puede ser capaz de mentir con cualquier otra cosa». (El Once)

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