Antonella González cumplió un año desde que le diagnosticaron leucemia. Tras recibir el trasplante de médula, su mamá confirmó que las cosas no están saliendo como esperaban. La enfermedad avanzó y comenzaron un tratamiento más agresivo.

Se cumplieron 70 días desde que la niña oriunda de Gualeguaychú, Antonella González recibió su trasplante de médula. Fue como encontrar una aguja en un pajar, pero por fin se logró. «La venimos peleando con todo, pero ahora Anto tiene dos bacterias que están siendo controladas con antibióticos», contó Natalia Bazán, madre de la niña.

La mala noticia es que en la última punción que le hicieron a Antonella detectaron que continúa habiendo rastros de leucemia en su organismo. «Tiene células cancerígenas por lo que le están dando unas pastillas, que en realidad es quimioterapia por boca», explicó Natalia en diálogo con ElDía.

Además, detalló que «esta medicación va directo a esas células porque la leucemia no fue vencida por el trasplante. Antes de recibir la nueva médula le habían hecho una punción donde me dijeron que estaba todo bien; después de hacerle la quimioterapia y el trasplante le encontraron un 3% de células cancerígenas y después de 70 días ese porcentaje subió al 8».

 

La imposibilidad de otro trasplante

Los médicos explicaron a los padres de Antonella que en su caso no sería posible por el momento, por eso es que decidieron probar con el tratamiento de quimioterapia vía oral.

De todos modos, explicaron que el 99% de la nueva médula ya está funcionando con normalidad, aunque preocupa el avance de las células cancerígenas.

Por otra parte, la mamá de Anto contó que la niña sufrió un «injerto contra huésped». Se trata de una enfermedad que puede ocurrir en cualquier momento después de un trasplante y que es común cuando la médula ósea comienza a producir células sanas. Los síntomas varían desde úlceras en la boca, dolor abdominal y sarpullidos.

Por esta complicación, los lunes, miércoles y viernes, Anto tiene que ser sometida a un tratamiento con lámparas, «como si fuera una cama solar pero parada», explicó Natalia Bazán.

 

Una lucha que no es en vano

La enfermedad ha dejado sus rastros «y si la dejan avanzar se le va a hacer una leucemia como la que tenía. Espero que se frene con esa quimio, porque yo como mamá pienso que no sirvió de nada toda esta lucha», dijo Natalia.

Además contó que la doctora le dijo que «no está todo perdido. No queda otra que tener fe y esperar que esa medicación dé resultados y que la leucemia no vuelva, porque si vuelve, ya no hay nada más por hacer».

«Trato de tomarlo con calma pero es muy difícil y duele todo esto. Hace un año que Anto viene luchando, y si esto no funciona me da mucha impotencia.

En cuanto al día a día de la niña internada en el Hospital Garrahan, contó que «le sacan sangre a la mañana, a la tarde; le cambian los medicamentos si hace falta, está súper controlada por todos los médicos. Pensábamos que ya nos íbamos y ya pasó un mes más y siento que todavía nos queda mucho más tiempo acá adentro», explicó. (El Día)

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