Doctor Marcelo Lemus: Sin buscar el efecto más conocido, un grupo de científicos descubrió hace varios años ya, la droga que se convertiría en uno de los mayores negocios farmacéuticos de la historia reciente: SILDENAFIL (VIAGRA).

Este medicamento, usado hoy indiscriminadamente, tiene un efecto vasodilatador potente. Esto quiere decir que produce la dilatación de las venas y arterias del organismo, incluyendo obviamente, las de los cuerpos cavernosos del pene que generan la erección. Claro que cuando decimos que actúa sobre “todos” los vasos del cuerpo, estamos afirmando que lo hace en todos los territorios donde existen venas y arterias, desde el corazón hasta los más pequeños grupos venosos en los extremos, pasando por el cerebro, los músculos, la piel y los tejidos en general.

Cuando se toma un medicamento, el que sea, siempre se sabe que estos tienen efectos colaterales, lo que en buen romance significa que, además del objetivo deseado de esa droga, genera otros efectos que no se desean aun cuando sean esperables. Por ejemplo, la Aspirina es un buen anti inflamatorio, pero como efecto colateral tiene la de producir erosión en la mucosa del estómago, llegando muchas veces al sangrado de este órgano. Del mismo modo, el Sildenafil, además de mejorar la erección en muchos hombres, hace que se dilaten las venas y arterias de la cara, sintiendo la mayoría de los usuarios picazón, enrojecimiento, calor, etc., en la punta de la nariz y en los pómulos.

Entonces, el efecto no deseado de esta droga es de alto riesgo ya que también dilata las cavidades cardíacas y la principal arteria del cuerpo, la aorta, con lo que la posibilidad de un accidente cardiovascular es elevada.

Más allá de las historias populares de muertos luego de tomar sildenafil, hay probados casos del mal uso con consecuencias mortales.

Si partimos de la base de que “droga” es toda sustancia que produce modificaciones en la función normal de las células, estamos hablando de modificar el normal funcionamiento del cuerpo.

Como siempre, el peligro es que se utilicen estas drogas en exceso, o se asocien a otros estimulantes tal cual lo hacen muchos hombres actualmente, sin medir consecuencias.

Más aún, los que utilizan estos estimulantes mayormente son jóvenes, que no conformes con su rendimiento sexual, abusan del estimulante para sentirse exitosos. Lo peor, es que la mayoría de las mujeres no estará interesada en ese extremo rendimiento, sino en disfrutar de un encuentro sexual agradable.

Las consecuencias de estos excesos, concluyen muchas veces en hombres impotentes antes de la edad en que se espera una franca disminución de la potencia sexual. La explicación es que la sobredosificación, hace que los receptores de la droga no respondan por saturación, y el mecanismo de la erección sufra un severo daño bioquímico, que muchas veces concluirá con una impotencia definitiva, irreparable, que requerirá indefectiblemente de una prótesis peneana para tener erección.

Es importante conocer las capacidades sexuales según la edad y el estado de salud, y los riesgos de utilizar estimulantes. La falta de educación de la sexualidad sigue siendo la principal culpable del mal uso de las drogas relacionadas con la sexualidad.

El negocio farmacéutico no mide los daños posibles en las personas que lo consumen, no les interesa mientras lucren sustanciosamente.

Muchos colegas recetan o indican Sildenafil irresponsablemente, hay que decirlo. Se ha hecho un tema social entre los hombres principalmente, que se toma a la ligera casi jocosamente.

La desesperación ante una conquista, o la estupidez de algunas mujeres (las menos por suerte), de exigir más, lleva a algunos hombres a desesperarse y tomar las drogas sin control.

Se ha tomado muy livianamente este tema que ha generado más daños de los que se creen. Existen hoy alternativas más saludables al sildenafil, y se puede mejorar la función sexual sin llegar a consumir drogas vasoactivas.

La responsabilidad médica y la seriedad con que cada uno tome su salud, son fundamentales para una vida sexual armoniosa y acorde al estado de salud y edad de los hombres. Es más sencillo darle una droga a un paciente que lo pide, que explicarle que debe hacer ejercicios, bajar de peso, no consumir determinados alimentos o alcohol en exceso; muchas veces deberemos dejar desconforme al paciente en resguardo de su salud. (03442)

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